miércoles, 26 de agosto de 2009

Dominicanos mantienen costumbres en España


Tomado de :Antena
MADRID, España.- Dejar la patria para emigrar a un país europeo, fue hasta hace unos 10 años una de las decisiones más duras para los dominicanos y dominicanas que respondiendo a ese llamado ancestral procuran un nuevo espacio en el cual mejorar sus condiciones de vida.

Los usos y costumbres culinarias de los dominicanos, si bien son una mezcla de taínos autóctonos, negros africanos, españoles, franceses y hasta ingleses que han incidido en nuestra historia de poco más de 500 años, son muy particulares y se dice que el dominicano es “ñoño” con lo que pone en su mesa y se lleva a la boca.

Para el colectivo que ha emigrado a España fue particularmente difícil en los primeros años, ya que muchas de las viandas utilizadas para preparar los alimentos en el lar nativo no aparecían aquí, sino hasta unos 10 años atrás.

Con la “Bandera” no hay problemas, ya que arroz, habichuelas y carne hay en todos lados. Lo duro era cuando a alguien se le antojaba un buen mangú con salami, o un moro de guandules. Y ni qué decir de un Sancocho o una sopa con auyama.

Mucho ha llovido desde que las precursoras inmigrantes de los años 80 se morían de ganas por una evena calientica o un buen té de gengibre en el invierno y tenían que conformarse con el espeso chocolate a la taza español o un té de esos de bolsita.

Gracias al incremento de la población inmigrante latinoamericana y sobre todo desde la llegada masiva de ecuatorianos (son el segundo colectivo inmigrante en España) a finales de los 90, ya no se echan de menos tantas cosas y por el contrario, muchos productos latinos se han incorporado a la dieta de españoles y otras nacionalidades.

Las tiendas de Alimentación y las fruterías son muchas veces un punto de encuentro en el que confluyen personas de distintos lugares, conocedoras de un producto en particular y se intercambian recetas y forma de preparación, además del nombre con el que se conocen en sus respectivos países.

Para empezar, son muchos los hogares que prefieren el café Santo Domingo, aunque tengan que pagar 1 euro por un sobrecito y el chocolate Embajador, cuya caja de 10 tabletas cuesta casi 2 euros.

Entre los productos más demandados por los dominicanos y dominicanas están el Aguacate dominicano, de una calidad, textura y precio muy superiores a los peruanos o españoles, por ejemplo. Mientras un kilo de aguacate peruano cuesta 2,79 euros, el kilo de aguacate dominicano cuesta 4,99 euros y cada aguacate suele pesar medio kilo.

Un gusto caro. Aunque no tanto si se habla de Molondrones, conocidos en brasil como Kiabo, en Africa como Okra y en cuba Kimbombó. Independientemente de cómo se llame, un kilo de esta anhelada verdura cuesta 5,99 euros.

El plátano verde, que los suramericanos denominan “macho”, de los más demandados. Llegan desde Ecuador la mayor parte de las veces y un kilo (unos 5 plátanos de tamaño mediano) cuesta en promedio 1 euro; siempre que no haya escasez, porque en ese caso se llega a pagar hasta 1,99 euros por kilo.

Poco a poco ha calado en el gusto de los clientes la auyama dominicana, que ahora tiene competencia con la brasileña. Este producto de la tierra, de una textura y sabor diferentes del de la calabaza española, cuesta 2,79 euros el kilo, pero desde que llegó al mercado, los criollos la buscan hasta con lupa, porque una sopa o sancocho sin auyama, no tiene alma.

Aquí se encuentra yautía, a unos 2,60 euros el kilo; ñame, a unos 3 euros el kilo; yuca a 1,79 euros el kilo; batata dominicana a unos 2,60 euros el kilo. Para completar, ya se siembra aquí cilantrico, con lo que el sancocho ya sabe igual aquí que allá.

Más aún cuando en cualquier bodega se encuentran el sazón Ranchero líquido y en polvo; orégano molido y en hojitas, vino tinto Campeón y hasta malagueta para quienes gustan de esta especia con salado o con dulce.

También hay a la mano, más caro que cualquier embutido español, el Salami Induveca, ideal para acompañar el mangú o la yuca con cebollita frita y no hay que rogar a los Santos para hacer un locrio de arenque porque, aunque hay que pagar 13 euros por un kilo, se consigue.

Si es por frutas, desde Dominicana llegan los mangos banilejos por los que hay que pagar aproximadamente un euro por cada uno o casi 4 euros un kilo; guayabas que cuestan un euro cada una; mangos rojos que cuestan 3,49 el kilo.

Para los antojos hay Lechosa hawaiana, a 2 euros la unidad; y si es lechoza grandota de la que se da en los patios, entonces cuesta 2,99 el kilo. Para el batido, ya hay leche evaporada Carnation, que es la que buscan afanosamente los criollos, aunque paguen 2 euros por una lata, unos 30 céntimos más que lo que pagan por las marcas locales.

Para completar, también se encuentra vainilla criolla, blanca y negra para complacer caprichos.

Aquí se puede hacer chechén y chacá, ya que hay maíz molido; trigo dulce o salado. Habichuelas con dulce con habichuelas de San Juan (traen hasta las galleticas); harina de maíz Mazorca para hacer pastelones; avena Quáquer, gengibre y chocolate embajador para mitigar el frío.

Claro, la canela, la malagueta y el anís que más procuran son los que vienen de “el sitio”, o sea, la República Dominicana.

Si es para el calor, agua de coco en lata (1 euro), malta Morena, Malta India, malta Alemana; y cómo no, cerceveza Presidente, la más anhelada y por una pequeña se paga 1,50 euros.

Ni hablar de los rones Brugal, Barceló o Bermúdez, que son parte de otra historia, con “Rapidita” incluida.

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