viernes, 31 de julio de 2009

EL CONSUMISMO‏


Por Elmer B. Gamzález
LA CULTURA DEL CONSUMISMO EN LA CIUDAD CAPITAL
Ensayo Sociológico.

Aspectos Generales. La Psiquis. La Demografía. La Cultura del Privar. Cuestión de Genero. Población Infantil. El Sexo. Las Bancas de Apuestas. Tarjetas de Llamadas.

Aspectos Generales.
Actualmente en las sociedades contemporáneas, se establece que “Consumismo” es un término fundamentado en definir los efectos de comparar la felicidad personal del individuo directamente a la adquisición de bienes y servicios o al consumo en general de la población.

La realidad de la vida citadina que se traduce en el Gran Santo Domingo, incita al ciudadano a absorber patrones directamente enmarcados en una especie de dependencia al consumismo de manera exacerbada.

La Psiquis.
Mayormente esos consumos se producen por que los ofertantes conocen perfectamente la “psiquis cultural” y “el privar en ricos” del dominicano y hacen su agosto en cualquier mes del año. A los mercadologos del país, al conocer la Psiquis del ciudadano dominicano, se les hace más fácil posicionar sus productos en el mercado. Las empresas pagan millonadas en los supermercados para poner sus productos en los cabezales de las góndolas en los periódicos para incitar el consumo.

Esto hace evidente que en los albores de la primera década del nuevo milenio se ha enraizado en los Capitaleños el gran impacto del sistema capitalista, la publicidad y la dependencia al consumismo desenfrenado, lo que por ende no permite una real programación de los niveles económicos y de vida, pues aunque se movilizan algunas economías especificas, el costo de los servicios básicos, la educación, el transporte y la comida se chupan los ingresos e inducen al ciudadano a estar siempre de lío en lío.


Durante las semanas, la población laboralmente activa o productiva, a los que sub desarrollado sistema económico dominicano le permite tener algún poder adquisitivo, es blanco directo de la influencia de la publicidad mercadológica y de las más inverosímiles ofertas en infinidad de bienes y servicios, que más que satisfacer demandas y necesidades prioritarias de la población, atienden a ser catalizadores de las compras compulsivas, lo que determina una población creciente, que cada vez más depende de las trampas al dinero.

Y lo negativo no lo representa el bien o el servicio, sino la desproporción de la población en el consumo de efectos que realmente no necesita, lo que conlleva a ser una sociedad de la deuda y del no ahorro.

Aunque guardar el “Clavo” es una muy buena costumbre que practicamos los dominicanos, es evidente que no se establece la costumbre del ahorro. El nivel de consumo no lo permite ni lo admite. A la mayoría de los capitaleños cuando se le presenta el problema, la solución directa es ir a la casa de empeño.


La Demografía.
Un aspecto inherente a esto lo constituye el aumento demográfico de “La Capital” que mas que una Metrópoli, se ha convertido en la Megalópolis del Caribe; el sistema de precariedades, falta de empleomanía y exclusión productiva de las zonas rurales dominicanas, históricamente desatendidas, genera un éxodo migratorio hacia la gran urbe, en orden meteóricamente ascendente, y produce una proyección de crecimiento sostenido humano-demográfico a Santo Domingo, que a la vez opera como un gran imán tractor con respecto a todo el resto del país. Este fenómeno de hoyo negro, genera inmensos cinturones de pobreza, arrabalizacion y precariedad en los suburbios de la capital, pues una gran mayoría de los ciudadanos dominicanos de las diversas regiones cifran sus esperanzas de vida en ir a residir en el núcleo urbano donde “Se hacen los Cheques”. Esta situación demográfica, acrecienta un sistema de ofertas multivariables a un cada vez más grande grupo humano, que demanda de ocio, servicios e interacción comercial.

En los suburbios el habitante de Santo Domingo se divierte mayor mente en colmados; solo que en la ingesta alcohólica de algunas cervezas, no solo se le va lo percibido en una quincena, sino que normalmente el individuo capitaleño, que no hay quien lo pare cuando comienza, compromete en deudas para beber parte de los ingresos del mes. En un sentido de Estatus, el capitaleño en la última década, no gusta de beber Romo Lavagallo, y prefiere el Whiskies y el Vodka.

La Cultura del Privar.
Un elemento socio cultural que trastorna el sentido de austeridad que deben tener los ciudadanos dominicanos, lo significa el “Echavainismo”; este fundamento de comparonería genética hace que el gasto en vestimenta, perfumes y accesorios a veces innecesarios lesionen los activos del individuo capitaleño. Hay que vestir a la moda, hay que lujiar un celular caro o el más caro, aunque no se carguen 50 pesos en la cartera.

La Ropa.
Cualquier norteamericano profesional que también es parte de un sistema capitalista, se le haría muy difícil adquirir un par de tenis de marca de más de US$200.00 dólares como lo hacen los jóvenes vagos de cualquier tienda de zapatos deportivos de un barrio marginal de Santo Domingo, eso verdaderamente no tiene madre.

En un ejercicio mental cualquiera que lea este articulo, puede determinar en sus amigos cercanos y vecinos, signos de desproporción de sus gastos y prioridades. A veces la nevera en cualquier hogar de esos vecinos puede parecer una cisterna vacía, solo con un jarrón de agua. Pero en ese mismo hogar se pueden fácilmente visualizar varios equipos electrodomésticos, súper componentes de sonido, televisores LCD del más alto nivel. Y si nos vamos al closets de ropa, es que nos damos gusto.

Muchas veces el habitante de Santo Domingo adquiere vehículos que no puede mantener, solo por Echar Vaina y a los que a veces no tienen ni para comprarle gasolina o gas, ni siquiera asegurarlo.

Cuestión de Genero.
En función de género, las damas capitaleñas Para mantener y potenciar sus valores estéticos se gastan una fortuna semanal en extensiones y productos para el pelo, en cambio de Las unas y en infinidad de salones de belleza, que además sirven de escenario para magullar el acostumbrado chisme de barrio. Otras se buscan novios que les paguen esos servicios estéticos. Masculinos y femeninas se inscriben por moda en los gimnasios caros, solo para decir que están inscritos y mantener un estatus.

Es mas a veces asisten a conciertos hasta de música Opera, conciertos de música alternativa y Trova, que generalmente nunca han escuchado, pagando boletas que no pueden pagar solo para aparentar. En resumen el hombre Capitaleños gasta fortunas en auto adornos, en cabañas, en colmadones y en Queridas, y la Mujer mayormente en banalidades Estéticas y en comunicaciones para el Chisme. Mucho privar y privar y como decía mi abuela Carolina Feliz: “Con la empalizada en el suelo”.

Población Infantil.
Uno de los blancos más preciados del consumismo lo representa la población infantil. Ofertas de Tazos y Bley Bley en la papitas, Álbumes educativos donde se repiten mil veces las mismas postalitas. Mascotas con portadas de reguetoneros, ropas, juguetes, en fin Cuantas trampas al dinero!.

El Sexo.

Un aspecto focalizado para el consumo en la ciudad es el sexo. En este aspectos los inmigrantes Chinos llevan la primacía del negocio pues conocen a la perfección la Psiquis del dominicano. La necesidad de lugares urbanos para fornicar, ha hecho que se constituyan zonas completas de moteles, los cuales se ofertan hasta a mitad de precio y en horarios adaptados a polvos expresos.

En ese orden de la sexualidad se descubre desde hace unos años que el dominicano es loco con aparentar ser un semental y un duro en materia sexual y ofertantes se inventan decenas de productos para prolongar la erección como si la mitad de población dominicana fuera impotente, por cierto estos son productos de alto consumo nacional y se gastan millones de pesos en “La Pela, VerGadur, El Chinito y parece que en el país no se sabe que en esa materia para estar duro solo hay que comer viejaca, como lo hacemos los Cabraleños

Las Bancas de Apuestas.

Otro aspecto del consumo lo significan las bancas de apuestas de lotería y deportivas. De estas hay más de 27,000 en el territorio nacional, en una proporción de 1/350, una banca cada 350 habitantes. El capitaleño igual que el individuo rural, con la expectativa e ilusión de multiplicar los pesos, se juegan hasta lo que no tienen. Es evidente que los juegos de azar significan un barril sin fondo de los ingresos del dominicano. En las estadísticas de banqueros, solo un 3% de los jugadores aciertan, los demás pierden y al “pelarse”, recargan las energías para jugar los números que dictan los sueños, invirtiendo sus recursos la próxima noche. Una solución directa a eso aunque se afecten los impuestos que cobra la lotería, sería controlar todos los sorteos de números y lotos a solo dos días por semana.

Tarjetas de Llamadas.
Lo que ha representado el negocio del siglo como elemento estandarte del Consumismo es el de las denominadas:”tarjetas de llamada”. En estudios metodológicos se determina que el 40% de lo que percibe un individuo laboralmente activo en los suburbios de Santo domingo incluyendo el valle urbano de Los Alcarrizos, se destina directamente a la compra de tarjetas de llamada. Las telefónicas en ese orden han descubierto en el país, que la necesidad de ostentar un celular caro con minutos se ha hecho imprescindible. En los barrios de la capital es un acto de mezquindad y pariguayés usar un Alcatel o un celular que no tenga tecnología de punta. Las ganancias que reciben las compañías de comunicación por ofertar el tiempo de comunicación al ciudadano para mayormente “hablar disparates” se ha convertido en el negocio del milenio, Pues es tan ingenioso el esquema comercial y las recargas, que se ofertan tanto en las calles como en los colmados, farmacias y bancos.

En la República Dominicana para devengar el salario mínimo mensual el obrero, empleado o jornalero dominicano debe esperar 43,200 minutos que tiene el mes; en los servicios de tarjetería de comunicación casi la mitad de los ingresos se esfuma en conversaciones e impuestos en apenas 5 días, o se desintegra en unas cuantas cervezas, o en 15 días de juego continuo en las bancas o en par de visitas en taxi a una cabaña para disipar sus penas.

Tengo definido que en algo hay que gastar el dinero; Luz cara, gasolina cara, Romo caro, ropa cara, comunicación cara, me atrevo a establecer que los únicos productos baratos en este país son: la ropa usada de reguera, las películas pirateadas y los picapollos expresos chinos.

Pero lo claro es que este es un país muy especial y de un gran consumo, que vive del bulto, donde el consumismo encontró su patria, porque de todo lo que se ve y se hace en esta tierra el 50% es bulto, allante y movimiento.

2 comentarios:

Yassir Fèliz dijo...

Hola René... ese arituclo no es de Eliezer... ese articulo es de Elmer Gonzalez

3 de agosto de 2009, 9:17
Rhene Miranda dijo...

Cooorrejido, gracias mis colegas por la observación.

3 de agosto de 2009, 18:10

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