jueves, 27 de diciembre de 2012

Visita de Balaguer a Ocoa en 1966 desató una batalla campal que dejó un muerto

Felipe Ciprian/Especial para Acento.com.do

A la cárcel fueron infinitas veces Nicolás Sánchez y Luis Concepción, pero quienes permanecieron años en Penitenciaría Nacional de La Victoria fueron el agricultor Luis Pujols, cuñado de Manfredo Casado, y el entonces estudiante de agronomía José Sánchez Reyna.

El doctor Joaquín Balaguer, candidato presidencial del Partido Reformista, visitó San José de Ocoa durante la campaña electoral previa a las elecciones de junio de 1966 y poco después de su llegada viviría la experiencia de un enfrentamiento campal que se selló con uno de sus escoltas muerto a pedradas y otros heridos.
El líder político se tomó el riesgo de ir a una pequeña población donde las mayores simpatías estaban hacia el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el Movimiento Revolucionario “14 de Junio” (1J4) y el Movimiento Popular Dominicano (MPD).

Los adeptos de Balaguer en Ocoa estaban principalmente en la zona rural que era la que acogía la mayor cantidad de habitantes, sobre todo en Sabana Larga, Los Corozos, Rancho Arriba y Mahoma, porque lugares como La Horma, Parra, El Pinar y La Ciénaga, eran de gran tradición revolucionaria.

El día de su visita la juventud ocoeña se cohesionó y a la entrada de la ciudad, en la calle 16 de Agosto, fue colgado un gran letrero cruza calles que decía: “Balaguer este pueblo no es trujillista”. Otro idéntico fue colocado en la calle Duarte, frente a la Farmacia Oriental, de César G. Lara (Neno).

Los organizadores de la visita de Balaguer no querían que su líder viera aquella señal de repudio a sus aspiraciones presidenciales y conminaron a los jóvenes a que retiraran el escrito voluntariamente o de lo contrario ellos lo tumbarían por las malas.

Ante la advertencia hecha por Homero Subero de que daba media hora para retirar el letrero, los jóvenes comenzaron a congregarse en el parque y de inmediato llenaron de piedras los jardines de la plaza.

Cuando Homero regresó en un camión lleno de simpatizantes de Balaguer y se dispuso a tumbar el letrero, una lluvia de piedras se desató al instante y los heridos comenzaron a caer.

Decenas de jóvenes entre los que estaba Ramoncito Figuereo, de larga trayectoria en la izquierda y de un valor personal temerario; su hermano Sucre, Hertico Casado, los hijos de Chiquitico Pimentel, Cacao, Mingo Colega, Juan Bibí, entre otros, sostuvieron la refriega con los reformistas locales hasta que se aproximó Balaguer con su escolta y acompañantes de Santo Domingo.

Ante lo violenta de la pedrea, Balaguer fue llevado por una calle marginal hacia la residencia de Rafael Read, en la calle 27 de Febrero, mientras parte de sus escoltas reforzaron a los reformistas locales en la batalla campal que seguía en el parque.

A la incesante pedrea, los escoltas respondieron con disparos de pistolas y revólveres contra los jóvenes que parecían imbatibles. Hasta hace poco se conservaban árboles en el parque con las perforaciones de aquellos balazos.

Aunque parezca increíble, ninguno de los jóvenes resultó herido de bala, pero en cambio entre los reformistas uno de los escoltas fue muerto a pedradas. Había caído mortalmente herido frente al busto de Duarte en el parque Libertad.

Uno de los actos más audaces de ese enfrentamiento lo protagonizó Ramoncito Figuereo, quien se enfrascó en una lucha cuerpo a cuerpo con uno de los escoltas y logró desarmarlo. Posteriormente entregó la pistola al teniente de la Policía Nacional, quien gozaba de aprecio entre la juventud ocoeña.

Del lado de los reformistas, además del muerto, quedaron heridos el propio Homero quien fue abofeteado, Joaquín Ortiz, derribado de una pedrada en el pecho y otros cuyo recuerdo es más borroso.

La mayoría de esos jóvenes aun viven aunque muy pocos permanecen en Ocoa, otros fueron a Santo Domingo, San Cristóbal y a Estados Unidos.

A todos los conocí bien, principalmente a Ramoncito porque es pariente cercano de mi madre y con frecuencia visitaba la casa nuestra.

Yo tenía entonces diez años y no me acerqué por esa refriega, pero mi hermano Leónidas estaba ahí hasta que comenzaron los disparos y fue persuadido por los jóvenes de que se fuera a la casa porque el lugar era muy peligroso para él.

Cuando él avanzaba por la calle San José hacia la 27 de Febrero número 66 donde vivíamos, vio cuando Guarionex Soto (Gané) preparaba su escopeta y encontró a Alejandro Tejeda (Jando el chofer), nuestro vecino más próximo, quien iba a integrarse a la batalla y también le recomendó ir para la casa porque el enfrentamiento estaba apenas comenzando y ahora iban los “hombres” para el parque.

Balaguer permaneció en la casa de Rafael Read, uno de los mayores propietarios de tierras y sin duda la persona que más empleaba obreros agrícolas en su hacienda localizada en La Sabana, donde se cultivaba gran cantidad de maní.

Aquel “recibimiento” a Balaguer fue asumido por los jóvenes como una victoria frente a los reformistas y una referencia inolvidable para las futuras luchas que se iniciaron tan pronto el líder del partido colorao asumió el poder el 1º de julio de ese año.

Ya como Presidente de la República, Ocoa fue en uno de los lugares donde Balaguer encontró la oposición más firme, aunque comerciantes y hacendados siempre le mantuvieron su respaldo.

Era la época de la “guerra fría” y apenas habían pasado meses de la “Revolución de Abril” donde relativamente muchos ocoeños estuvieron en las trincheras de Santo Domingo, incluidos jovencitos que luego tuvieron que vivir bajo la persecución y la cárcel.

La represión siempre fue dura en Ocoa, un pueblecito donde todo el mundo se conocía, llegando incluso a morir hombres de grato recuerdo como Juan de la Cruz Castillo (Crucito), ahorcado en el destacamento de la Policía Nacional; Máximo Aníbal Rossis, desaparecido sin que nunca se encontrara su cadáver; Papi Tejeda Santana y Loro Casado, asesinados en Nizao por tropas de Operaciones Especiales de la Policía luego de detenerlos en sus respectivas casas.

Aun en esas duras condiciones, en Ocoa nunca se detuvo la lucha de la juventud en la ciudad, mientras que en campos como Los Martínez, se mantuvo un grupo armado durante mucho tiempo encabezado por Manfredo Casado Villar.

A la cárcel fueron infinitas veces Nicolás Sánchez y Luis Concepción, pero quienes permanecieron años en Penitenciaría Nacional de La Victoria fueron el agricultor Luis Pujols, cuñado de Manfredo Casado, y el entonces estudiante de agronomía José Sánchez Reyna.

En la lucha por su libertad siempre estuvo muy unida la juventud ocoeña sin importar la militancia partidaria.

Henry Osvaldo Tejeda, sin duda el joven artista más sobresaliente y revolucionario de Ocoa en esa época, escribió y puso música a una canción que exaltaba los méritos y los sufrimientos de Sánchez Reyna en la cárcel. Antes había saltado a la fama con su canción romántica “Era ella”.

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Reproducido de acento.com.do

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