martes, 25 de septiembre de 2012

El día del golpe a Bosch

Por: Silvio Herasme P.Terminada por la vía de sangre la tiranía Trujillista la noche del 30 de Mayo de 1961, se formó el Consejo de Estado que convocó a unas elecciones para el 20 de diciembre de 1962, en interés de normalizar la vida institucional del país. Eran los terribles tiempos de la llamada Guerra Fría, la época de ladisputa entre rusos y americanos por controlar el proceso socio-político del mundo.
 
La República Dominicana, desde luego, no podría haber estado al márgen de esa horrible disputa que decapitó a lo mejor de una generación llamada a dirigir el proceso socio-político posterior a la tiranía.
Para esa época yo tenía unos 24-25 años de edad; era un estudiante universitario y había comenzado mi profesión de periodista en el Listín Diario al reanudar su publicación el primero de agosto de 1963.

La elección de Juan Bosch confrontó problemas desde el principio, ya que los cívicos –miembros de Unión Cívica Nacional- se consideraban los herederos naturales del gobierno una vez liquidadada la tiranía.

Ese triunfo que todo el mundo veía, menos los cívicos, confrontó a la clase más conservadora del país con los que en ese momento se definían como “la vanguardia revolucionaria de nacional”.

Bosch era progresista, definido porque se avenía a los principios de la democracia representativa, pero no era lo que querían los cívicos, sino el poder. Heredar la maquinaria de riqueza y control social de la tiranía trujilista, sencillamente querían el Estado.

Bosch andaba por otro camino; quería implantar un proceso progresista de Reforma Agraria; instalar –como lo hizo- escuelas de formación laboral acelerada; enviar jóvenes a educarse en el exterior e incidir en las bases de lo que sería la fundamentación de una democracia a construir.

Como Bosch no le daba nada a nadie; no pedía favores ni los prodigaba. Se fue cargando la atmósfera cuando se votó la Constitución de 1963 que los curas del momento la definieron como atentatoria a los valores cristianos y violadora del Concordato firmado por Trujillo con el Papa Pio XII en la década de los ’50.

Recuerdo ver y oir al padre Marcial Silva en la Academia Militar Batalla de las Carreras, exhortar a los militares a defender al país del comunismo. Hasta el propio cura parecía creer que Bosch prodigaba el comunismo.

Pese a todas las advertencias oportunas un día como hoy se conjuró el cuartelazo militar que tiñó en sangre al país. Bosch había sentenciado que un Golpe de Estado duraría lo que dura una cucaracha en un gallinero. Y en términos históricos así fue.

Bosch no renunció; fue exiliado a una islita del Caribe en el yate Angelita que había sido de Trujillo, de allí pasó a San Juan, Puerto Rico, en donde el gobernador Luis Muñoz Marín lo recibió con su nivel de Jefe de Estado Dominicano.

En el interín comenzaba en el país la lucha para darle atrás al Golpe de Estado; Se produjo una conspiración tan amplia que casi todo el mundo estaba enterado de la misma. Amén de la clásica indiscresión de los perredeístas.

Pero un día el “Diunvirato” de Donald Reid Cabral y Ramoncito Cáceres Troncoso decidió tomar por los cuernos al toro de la conspiración y reunió en la jefatura del Ejército a un grupo de oficiales identificados con el “Regreso de Bosch”, así se decía entonces.

Pero la tranquilidad le duró muy poco a Donald y a Ramoncito, pués horas después en la Jefatura del Ejército, con el capitán Peña Taveras a la cabeza, detuvo al jefe del Ejército y a otros oficiales y comenzó la insurreción a la inversa para traer Bosch al poder.

Recuerdo perfectamente que en la tarde el Listín nos mandó a Virgilio Alcántara y a mí a la Primera Brigada levantada a favor de la Reavolución; allí estaban Francisco Alberto Caamaño con una camisa azul y un pantaloon de fuerte azul y aAntonio Rodríguez Echavarría, para entonces funcionario del Banco Popular Dominicano y hermano de los geanerales Rodríguez Echavarría.

El coronel Hernando Ramírez meofreció una declaración tajante: “Este es un movimiento military y para reponer al professor Juan Bossch en la presidencia de la República. La crónica salió al otro dia en el Listin.

San Isidro en Contra:
Cuando San Isidro se opuso al movimiento del 24 de Abil se pensó que todo quedaría ahí; que el pueblo perdería nueva vez. Pero no fue así.

Como por arte de magia los militares revolucionarios de la Primera Brigada del Ejército, entregaron armas a los jóvenes y en la madrugada del sábado 24 al domingo 25 de abril, se produjo un fenómeno social inesperado, pues surgieron los comandos revolucionarios, o lo que los marxistas definirían como “El pueblo en Armas”. Todos estábamos armados para auspiciar el regreso de Juan Bosch: La gente en la calle gritaba a voz en cuello: “Juan Bo…presidente, inmediatamente”.

Una comisión de San Isidro vino al Palacio Nacional a conversar con el gobierno ya instalado del presidente de la Cámara de Diputados, doctor Rafael Molina Ureña, no hubo acuerdo y el domingo en la tarde estalló un grosero bombardeo sobre el Palacio Nacional. Hubo varias víctimas –entre ellas la de un diputado de Montecristi-, pero en realidad fueron escasas.

En el interín los diarios habían dejado de publicarse y entonces nos integramos a la revolución; se produjo la batalla por la Fortaleza Ozama; los ocupantes salían en pijamas gritando
“Viva Fidel Castro”, uno de los oficiales los calló y les dijo: Viva Duarte, Luperón y Juan Bo”.
La Fortaleza se tomó y mi hermano Emilio, mi sobrino Jorge Noboa y yo llegamos a un punto en que vimos granadas de mano por todas partes y armas normales. Recogimos algunas granadas, parte de las armas y nos fuimos.

Llegan las Tropas Yankis:
El día 28 de abril amaneció con la noticia de que las tropas norteamericanas estaban en el país. Recuerdo haber oído a Lembert Peguero extrañarse de la intervención norteamericana e indicar: “Nunca pensé que harían esto, ahora es otra cosa”. Sin dudas la revolución se había convertido ya en “Guerra Patria”.
 
Fuente:NeybaCity.com

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