martes, 26 de julio de 2011

¿En qué hemos avanzado?‏


En esta semana me he dedicado a releer los dos documentos más avanzados de la Iglesia en América Latina y a decir verdad las cosas están bien clara de lo que debemos hacer como Iglesia.

En Puebla (1134) dicen afirmamos la necesidad de conversión de toda la Iglesia para una opción preferencial por los pobres, con miras a su liberación integral. Los pobres son no solo los que carecen de bienes materiales, sino también en el plano de la dignidad humana, carente de una participación social y política.

La denuncia profética de la Iglesia y sus compromisos concretos con el pobre les han traído persecuciones y vejaciones de todo tipo, siendo los pobres las primeras víctimas de esas vejaciones. Pero no todos en America Latina se han comprometido con los pobres y no siempre nos preocupamos y somos solidarios con ellos.

Nos acercamos al pobre para acompañarlo y servirlo, hacemos lo que Cristo nos enseñó, pues él supo hablar al corazón de los pobres, los liberó del mal y les abrió los ojos a un nuevo horizonte de la liberación total del ser humano.

como Iglesia defendemos el derecho fundamental de crear organizaciones para defender y promover sus intereses y para contribuir responsablemente el Bien Común.

El compromiso con los pobres y los oprimidos y el surgimiento de las Comunidades Eclesiales de Base han ayudado a la Iglesia a descubrir el potencial evangelizador de los pobres, quienes están comprometidos en el servicio para hacer realidad el Reino, aquí y ahora. Los pobres son sujetos de su propia liberación. Los pobres son el lugar privilegiado para encontrarnos con el Dios Liberador.

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